martes, 13 de marzo de 2012 1 comentarios

DON QUIJOTE DE LA MANCHA (PRIMERA Y SEGUNDA PARTE)

El Clown de las Bofetadas
Obra de Jesús Alberto Arbeláez Arce (Jalar)

Don Quijote de la Mancha

Novela escrita por el español Miguel de Cervantes Saavedra. Publicada su primera parte con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha a comienzos de 1605, es una de las obras más destacadas de la literatura española y la literatura universal, y una de las más traducidas. En 1615 aparecería la segunda parte del Quijote de Cervantes con el título de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha.
Don Quijote fue la primera obra genuinamente desmitificadora de la tradición caballeresca y cortés, por el tratamiento burlesco que da a la misma. Representa la primera obra literaria que se puede clasificar como novela moderna y también la primera novela polifónica, y como tal, ejerció un influjo abrumador en toda la narrativa europea posterior.

Génesis y Contenido

La novela consta de dos partes: la primera, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, fue publicada en 1605; la segunda, Segunda parte El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, en 1615.

Placa en el número 87 de la calle Atocha de Madrid colocada con motivo del tercer centenario del Quijote. El texto dice: "Aquí estuvo la imprenta donde se hizo en 1604 la edición príncipe de la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha compuesta por Miguel de Cervantes Saavedra, publicada en mayo de 1605. Conmemoración MDCCCCV".

La primera parte se imprimió en Madrid, en casa de Juan de la Cuesta, a finales de 1604. Salió a la venta en enero de 1605 con numerosas erratas, por culpa de la celeridad que imponía el contrato de edición. Esta edición se reimprimió en el mismo año y en el mismo taller, de forma que hay en realidad dos ediciones de 1605 ligeramente distintas. Se sospecha, sin embargo, que existió una novela más corta, que sería una de sus futuras Novelas ejemplares. Fue divulgada o impresa con el título El ingenioso hidalgo de la Mancha. Esa publicación se ha perdido, pero autores como Francisco López de Úbeda o Lope de Vega, entre otros testimonios, aluden a la fama de esta pieza. Tal vez circulaba manuscrita e, incluso, podría ser una primera parte de 1604. También el toledano Ibrahim Taybilí, de nombre cristiano Juan Pérez y el escritor morisco más conocido entre los establecidos en Túnez tras la expulsión general de 1609-1612, narró una visita en 1604 a una librería en Alcalá en donde adquirió las Epístolas familiares y el Relox de Príncipes de Fray Antonio de Guevara y la Historia imperial y cesárea de Pedro Mexía. En ese mismo pasaje se burla de los libros de caballerías de moda y cita como obra conocida el Quijote. Eso le permitió a Jaime Oliver Asín añadir un dato a favor de la posible existencia de una discutida edición anterior a la de 1605.

"El ingenioso hidalgo
Don Quijote de la Mancha"
Obra de Jalar
La inspiración de Cervantes para componer esta obra vino, al parecer, del llamado Entremés de los romances, que era de fecha anterior (aunque esto es discutido). Su argumento ridiculiza a un labrador que enloquece creyéndose héroe de romances. El labrador abandonó a su mujer, y se echó a los caminos, como hizo don Quijote. Este entremés posee una doble lectura: también es una crítica a Lope de Vega; quien, después de haber compuesto numerosos romances autobiográficos en los que contaba sus amores, abandonó a su mujer y marchó a la Armada Invencible. Es conocido el interés de Cervantes por elRomancero y su resentimiento por haber sido echado de los teatros por el mayor éxito de Lope de Vega, así como su carácter de gran entremesista. Un argumento a favor de esta hipótesis sería el hecho de que, a pesar de que el narrador nos dice que don Quijote ha enloquecido a causa de la lectura de libros de caballerías, durante su primera salida recita romances constantemente, sobre todo en los momentos de mayor desvarío. Por todo ello, podría ser una hipótesis verosímil. A este influjo se agregó el de Tirante el Blanco de Joanot Martorell, el del Morgante de Luigi Pulci y el del Orlando Furioso de Ludovico Ariosto.

La primera parte, en que se alargaba la previa «novela ejemplar», se repartió en cuatro volúmenes. Conoció un éxito formidable y fue traducida a todas las lenguas cultas de Europa. Sin embargo, no supuso un gran beneficio económico para el autor a causa de las ediciones piratas. Cervantes sólo reservó privilegio de impresión para el reino de Castilla, con lo que los reinos aledaños imprimieron Quijotes más baratos que luego venderían en Castilla. Por otra parte, las críticas de carácter neoaristotélico hacia la nueva fórmula teatral ensayada por Lope de Vega y el hecho de inspirarse en un entremés en que se le atacaba, supuso atraer la inquina de los lopistas y del propio Lope; quien, hasta entonces, había sido amigo de Cervantes. Eso motivó que, en 1614, saliera una segunda parte de la obra bajo el nombre deAlonso Fernández de Avellaneda. En el prólogo se ofende gravemente a Cervantes tachándole de envidioso, en respuesta al agravio infligido a Lope. No se tienen noticias de quién era este Alonso Fernández de Avellaneda. Un importante cervantista, Martín de Riquer, sospecha que fue otro personaje real, Jerónimo de Pasamonte, un militar compañero de Cervantes y autor de un libro autobiográfico, agraviado por la publicación de la primera parte, donde aparece como el galeote Ginés de Pasamonte. La novela no es mala y es posible, incluso, que se inspirara en la continuación que estaba elaborando Cervantes. Aun así, no es comparable a la que se imprimió poco después. Cervantes jugaría con el hecho de que el protagonista en su obra se entera de que existía un suplantador.

PRIMERA PARTE
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha

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Primera parte

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.jpgConsta de 52 cápitulos y empieza con un prólogo en el que se burla de la erudición pedantesca y con unos poemas cómicos, a manera de preliminares, compuestos en alabanza de la obra por el propio autor, quien lo justifica diciendo que no encontró a nadie que quisiera alabar una obra tan extravagante como esta, como sabemos por una carta deLope de Vega. En efecto, se trata, como dice el cura, de una «escritura desatada» libre de normativas que mezcla lo «lírico, épico, trágico, cómico» y donde se entremeten en el desarrollo historias de varios géneros, como por ejemplo: Grisóstomo y la pastora Marcela, la novela de El curioso impertinente, la historia del cautivo, el discurso sobre las armas y las letras, el de la Edad de Oro, la primera salida de don Quijote solo y la segunda con su inseparable escudero Sancho Panza (la segunda parte narra la tercera y postrera salida).

La novela comienza describiéndonos a un tal Alonso Quijano, hidalgo pobre, que enloquece leyendo libros de caballerías y se cree un caballero medieval. Decide armarse como tal en una venta, que él ve como castillo. Le suceden toda suerte de cómicas aventuras en las que el personaje principal, impulsado en el fondo por la bondad y el idealismo, busca «desfacer agravios» y ayudar a los desfavorecidos y desventurados. Profesa un amor platónico a una tal Dulcinea delToboso; que es, en realidad, una moza labradora «de muy buen parecer»: Aldonza Lorenzo. El cura y el barbero del lugar someten la biblioteca de don Quijote a un expurgo, y queman parte de los libros que le han hecho tanto mal.

Don Quijote lucha contra unos gigantes, que no son otra cosa que molinos de viento. Vela en un bosque donde cree que hay otros gigantes que hacen ruido; aunque, realmente, son sólo los golpes de unos batanes. Tiene otros curiosos incidentes como el acaecido con un vizcaíno pendenciero, con unos rebaños de ovejas, con un hombre que azota a un mozo y con unos monjes benedictinos que acompañan un ataúd a su sepultura en otra ciudad. Otros cómicos episodios son el del bálsamo de Fierabrás, el de la liberación de los traviesos galeotes; el del Yelmo de Mambrino, que cree ver en la bacía de un barbero, y el de la zapatiesta causada por Maritornes y don Quijote en la venta, que culmina con el manteo de Sancho Panza. Finalmente, imitando a Amadís de Gaula, decide hacer penitencia en Sierra Morena. Terminará siendo apresado por sus convecinos y devuelto a su aldea en una jaula.

En todas las aventuras, amo y escudero mantienen amenas conversaciones. Poco a poco, revelan sus personalidades y fraguan una amistad basada en el respeto mutuo.

Cervantes dedicó esta parte a Alfonso López de Zúñiga y Pérez de Guzmán, VI duque de Béjar.

SEGUNDA PARTE
El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha

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Segunda parte

En el prólogo, Cervantes se defiende irónicamente de las acusaciones del lopista Avellaneda y se lamenta de la dificultad del arte de novelar. En la novela se juega con diversos planos de la realidad al incluir, dentro de ella, la edición de la primera parte del Quijote y, posteriormente, la de la apócrifa Segunda parte, que los personajes han leído. Cervantes se defiende de las inverosimilitudes que se han encontrado en la primera parte, como la misteriosa reaparición del rucio de Sancho después de ser robado por Ginés de Pasamonte y el destino de los dineros encontrados en una maleta de Sierra Morena, etc.

Así pues, en esta segunda entrega Don Quijote y Sancho son conscientes del éxito editorial de la primera parte de sus aventuras y ya son célebres. De hecho, algunos de los personajes que aparecerán en lo sucesivo han leído el libro y los reconocen. Es más, en un alarde de clarividencia, tanto Cervantes como el propio Don Quijote manifiestan que la novela pasará a convertirse en un clásico de la literatura y que la figura del hidalgo se verá a lo largo de los siglos como símbolo de La Mancha.

Cervantes, como narrador homodiegético, esto es, que interviene a la par como narrador y personaje, explica que había perdido los originales de la novela que como recurso literario atribuye a un autor árabe (Cide Hamete Benengeli), pero que consiguió recuperarla, de modo que puede seguir traduciéndola.

La obra empieza con el renovado propósito de don Quijote de volver a las andadas y sus preparativos para ello, no sin la fiera resistencia de su sobrina y el ama. El cura y el barbero tienen que confesar la locura de don Quijote y urden, junto al bachiller Sansón Carrasco, un nuevo plan que les permita recluir a don Quijote por una largo tiempo en su aldea. Por su parte, don Quijote renueva los ofrecimientos a Sancho prometiéndole la ansiada ínsula a cambio de su compañía. Sancho reacciona obsesionándose con la idea de ser gobernador y cambiar de estatus social, lo que provoca la burla de su esposa Teresa Panza. Con conocimiento de sus convecinos don Quijote y Sancho inician su tercera salida.

Ambos se dirigen al Toboso con objeto de visitar a Dulcinea, lo que pone en un duro aprieto a Sancho, temeroso de que su mentira anterior salga a luz. En uno de los episodios más logrados de la novela Sancho logra engañar a su señor haciéndole creer que Dulcinea ha sido encantada y hace pasar a una tosca aldeana por la amada de don Quijote, quien la contempla estupefacto. Nuevamente don Quijote atribuye la transformación a los encantadores que le persiguen. El encantamiento de Dulcinea y la forma en que don Quijote buscará revertirlo será uno de los motivos de esta segunda parte. Apesadumbrado, don Quijote continúa su camino; pronto se topa con unos actores que van en un carro a representar el acto Las Cortes de la Muerte, quienes les toman el pelo y enfurecen a don Quijote. Una noche se encuentra con un supuesto caballero andante que se autodenomina el Caballero de los Espejos –quien es ni más ni menos que el bachiller Sansón Carrasco disfrazado junto a su escudero, un vecino llamado Tomé Cecial. El caballero de los Espejos presume de haber derrotado a don Quijote en una batalla anterior, lo que provoca el desafío de éste. El de los Espejos acepta e impone como condición de que si vence don Quijote se retirará a su aldea. Se disponen a luchar, pero con tan mala suerte para el bachiller que, en forma sorpresiva, don Quijote lo derrota y lo obliga a reconocer su error; con tal de salvar la vida el bachiller acepta la condición y se retira humillado, tramando venganza, venganza que se manifestará casi al final de la novela. Esta inesperada victoria le sube el ánimo a don Quijote, quien continúa su camino. Pronto encuentra a otro caballero, el caballero del Verde Gabán, que lo acompañará algunas jornadas. Viene a continuación una de las más excéntricas aventuras de don Quijote: la aventura de los leones; don Quijote prueba su valor desafiando a un león macho que es transportado a la corte del rey por un carretero; por fortuna el león no hace caso de él y don Quijote se da por satisfecho; inclusive, para celebrar su victoria, cambia su anterior apodo de "Caballero de la Triste Figura" al del "Caballero de Los Leones". Don Diego de Miranda –el del Verde Gabán– lo invita a su casa unos días, donde es probado en el grado de su locura por su hijo, un estudiante y poeta alabado por don Quijote. Don Quijote se despide y reemprende el camino, encontrando pronto a dos estudiantes que van en dirección a las bodas de Camacho el Rico y de la hermosa Quiteria. En este episodio don Quijote logra, atípicamente, resolver un verdadero entuerto, al tomar partido por Basilio (el primer prometido de Quiteria, con quien se casa por sorpresa) en defensa de su vida amenazada por Camacho y sus amigos; don Quijote obtiene reconocimiento y gratitud de parte de los noveles esposos.

A continuación se suceden una serie de episodios autoconclusivos: el primero es el descenso a la Cueva de Montesinos, donde el caballero se queda dormido y sueña todo tipo de disparates que no llega a creerse Sancho Panza, pues hacen referencia al supuesto encantamiento de Dulcinea. Este descenso es una parodia de un episodio de la primera parte del Espejo de Príncipes y Caballeros y de los descensos a los infiernos de la épica, y que para Rodríguez Marín se constituye en el episodio central de toda la segunda parte. Luego, llegan a una venta que don Quijote reconoce por tal y no por castillo, para gusto de Sancho, lo que evidencia que el protagonista empieza a ver las cosas tal como son y no como en la primera parte, en que veía las cosas de acuerdo a su imaginación("Aproximación al Quijote",edit. Salvat 1970, pag 113, de Martín de Riquer). A la venta llega un tal maese Pedro cuyo oficio es el de titiritero y tiene un mono adivino; pero no es otro que Ginés de Pasamonte, quien de inmediato reconoce a don Quijote y accede a dar una función de su retablo de marionetas; en cierto momento don Quijote, presa de un súbito desvarío, ataca con su espada el retablo haciéndolo pedazos, pero culpa a los encantadores de haberlo confundido. La cabalgata continúa y don Quijote y Sancho se ven envueltos en la aventura del rebuzno: intentan llamar a la concordia a dos pueblos que se pelean a causa de una ancestral burla, pero la desubicación de Sancho los obliga a huir bajo la amenaza de las ballestas y las armas de fuego. Pronto llegan a orillas del río Ebro, donde tiene lugar la aventura del barco encantado: don Quijote y Sancho se embarcan en una pequeña barca creyendo aquél que el viaje está encantado, pero la navegación termina abruptamente y ambos se zambullen en el río.

Desde el capítulo 30 al 57 don Quijote y Sancho son acogidos en su castillo por unos acomodados duques que han leído la primera parte de la novela y saben de qué humor cojean ambos. Por primera vez don Quijote y Sancho entran en contacto con la alta nobleza española y su séquito cortesano, todo semejante al ambiente de los libros de caballerías. Los duques, por su parte, se esmeran en presentarles la realidad del mismo modo, orquestando situaciones caballerescas en que don Quijote pueda actuar como tal; en el fondo don Quijote y Sancho son considerados como dos bufones cuya estadía en el castillo tiene por objeto entretener a los duques. En forma sutil, pero despiadadamente, los castellanos organizan una serie de farsas que ponen en ridículo a los dos protagonistas quienes, pese a todo, confían hasta el final en sus anfitriones. Solo el capellán del castillo rechaza de plano la opereta e increpa violentamente a don Quijote su falta de cordura. Se suceden los siguientes episodios de chanza: la sorpresiva aparición del mago Merlín, que declara que Dulcinea solo podrá ser desencantada si Sancho se da tres mil azotes en sus posaderas; esto no le parece nada bien al escudero y de ahí en adelante habrá una permanente tensión entre amo y mozo por causa de esta penitencia. Enseguida, convencen a don Quijote de que vaya volando en un caballo de madera llamado Clavileño a rescatar a una princesa y a su padre del encantamiento que les ha echado un gigante; don Quijote y Sancho caen con naturalidad en la burla. Una de las farsas más memorables es la obtención y gobierno por Sancho de la ínsula prometida: en efecto, Sancho se convierte en gobernador de una "ínsula" llamada Barataria que le otorgan los duques interesados en burlarse del escudero. Sancho, no obstante, demuestra tanto su inteligencia como su carácter pacífico y sencillo en el gobierno de la dependencia. Así, pronto renunciará a un puesto en el que se ve acosado por todo tipo de peligros y por un médico, Pedro Recio de Tirteafuera, que no le deja probar bocado. Mientras Sancho gobierna su ínsula, don Quijote sigue siendo objeto de burlas en el castillo: un desenvuelta moza llamada Altisidora finge estar perdidamente enamorada de él, poniendo en riesgo su casto amor por Dulcinea; cierta noche le descuelgan en su ventana una bolsa de gatos que le arañan el rostro; en otra ocasión, a requerimientos de una dama llamada doña Rodríguez –quien cree neciamente que don Quijote es un auténtico caballero andante–, se ve obligado a participar en un frustrado duelo con el ofensor de su hija. Finalmente, don Quijote y Sancho se reencuentran(don Quijote encuentra a Sancho en lo profundo de una sima en que ha caído de regreso de su fracasado gobierno).

Ambos se despiden de los duques y don Quijote se encamina a Zaragoza a participar en unas justas que allí van a celebrarse. Poco les sucede a continuación; en cierto momento son embestidos por una manada de toros debido a la temeridad de don Quijote. Y en una venta el manchego se entera por boca de unos caballeros que ahí alojaban que ha sido publicado el Quijote de Avellaneda, y cuyos detalles, ambientados en Zaragoza, lo indignan de sobremanera, pues lo presentan como un loco de atar. Decide cambiar de rumbo y dirigirse a Barcelona. A partir de este momento, según Martín de Riquer en su obra "Aproximación al Quijote", la trama cambia sustancialmente: empiezan las aventuras de verdad y en la cual el personaje pierde presencia, lo que anticipa su final. Primero, se encuentran con una cuadrilla de bandoleros liderada por Roque Guinart, un personaje rigurosamente histórico, un aventurero de verdad. Si bien el bandolero los trata bien, son testigos de hechos sangrientos (por ejemplo, Roque asesina a un bandolero a escasos metros de Sancho). Tras varios días de participar a fondo de la vida clandestina de sus anfitriones, Roque los deja en la playa de Barcelona. Don Quijote y Sancho entran en una gran y cosmopolita ciudad y quedan maravillados por la actividad que en ella se desarrolla. Se alojan en casa de don Antonio Moreno, quien les muestra una supuesta cabeza de bronce encantada y que da respuestas ingeniosas a las preguntas que se le hacen. Otro día el caballero y su escudero visitan las galeras ancladas en el puerto y repentinamente se ven inmersos en un combate naval contra un barco turco –que traía a una dama morisca huida de Argel–, con amplio despliegue de hombres y artillería, muertos y heridos. Nadie hace caso a las observaciones y propuestas de don Quijote y su locura ya no divierte. Se llega finalmente, al momento más dramático de su carrera: su vencimiento por el caballero de la Blanca Luna. Cierta mañana éste aparece en la playa de Barcelona y desafía a don Quijote a un singular duelo por asuntos de prevalencia de damas; la batalla –en presencia de las autoridades y el público barcelonés– es rápida y el gran manchego cae en la arena derrotado.



 
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