lunes, 30 de abril de 2012 2 comentarios

EL EXTRANJERO - ALBERT CAMUS


EL EXTRANJERO

Análisis de la primera novela de Albert Camus: 

Por: Carlos Pineda

La primera novela de Albert Camus, El Extranjero, publicada en 1937 posee, entre varias particularidades, la de ser, además la más ampliamente difundida de las obras del escritor argelino. Expresa una cierta  peculiaridad hipnótica que, aunada al ritmo y la brevedad de la narración, logra convertirla en uno de esos escasos libros que se hacen leer de un tirón. Desde el primer párrafo Camus nos sumerge en el terreno de lo absurdo que, sin embargo, nos resulta siniestramente familiar pues tal absurdo es un fiel reflejo de la existencia del hombre moderno, en la que lo cotidiano y lo extraordinario, lo predecible y lo inexplicable se alternan de manera aleatoriamente aleatoria, simplemente suceden y el aparente carácter caótico que determina y moldea toda esa absurda sucesión de fenómenos absurdos conocida como la vida es presentado en la novela con la vertiginosa trepidancia propia de la misma.

    Partiendo del absurdo como condición existencial primaria y destino ineludible del sujeto, el autor desarrolla una crítica elegantemente mordaz e implacable de los valores de la sociedad burguesa, sumando absurdo tras absurdo expresados mediante la sacralización de la muerte, la piedad artificial de los ritos funerarios y del propio luto, así, como las conductas individuales y colectivas que los legitiman conformando un ineludible círculo vicioso de prejuicios, hipocresía e ignorancia malintencionada del cuál, una vez dentro, es absolutamente imposible escapar,[1],pues de principio a fin, de la cuna a la tumba cada existencia individual corresponde a la concretización subjetiva de lo absurdo como rasgo definitorio y definitivo del hombre y del cosmos.

   Tema recurrente en toda su obra, el Sistema Judicial es la representación última de la más absurda pretensión del hombre: creerse capaz de distinguir valor alguno en las acciones de sus semejantes y llegar a la pretensión de poder ejercer la justicia. Así dentro de la teatralidad totalizante que es la existencia individual se representa un segundo drama: una trágica pantomima con niveles aún más patéticamente  perversos de histrionismo. En este teatro de la crueldad el actor por antonomasia, el histrión último es el juez, impostor de Dios, representación de la incurable necedad del hombre que, ciego a la verdad, se cree capaz de ejercer la justicia.

1.1  El argumento del L"etranger es muy sencillo: Mr. Mersault, un joven pied noir recibe un telegrama anunciando la muerte de su madre,a quien había decidido enviar a un asilo de ancianos puesto que,como admitirá ulteriormente, ya no tenían más nada que decirse. El joven Mersault toma un par de días de descanso de su trabajo, la naturaleza del cual no es especificada por el autor, y asiste al funeral de su madre durante el cual no siente ni manifiesta congoja alguna y sólo le incomoda el calor implacable del verano argelino y el no poder fumar delante del féretro.[2].De vuelta en la ciudad se encuentra con una antigua compañera de trabajo con quien inicia una relación y a la que manifiesta estar dispuesto a casarse con ella a pesar de estar convencido de no amarla. En esos días traba amistad con Raimundo, un sujeto que aparenta ser un proxeneta y que se halla en problemas con un grupo de naturales argelinos (árabes).En un paseo a la playa el nuevo amigo de Mersault es amenazado por un grupo de árabes, pasado el incidente Mersault regresa a confrontar a sus adversarios, revolver en mano y deslumbrado por el sol dispara varias veces sobre uno de ellos hasta matarlo.

   Mersault es procesado en una atmósfera kafkiana[3] y en el Tribunal se establece que no ha llorado por la muerte de su madre, que tiene relaciones sexuales extramaritales con una mujer apenas dos días tras el fallecimiento de su progenitora y, según su propio testimonio, que ha disparado contra el árabe porque le dolía la cabeza y la luz del sol le había deslumbrado. Es hallado culpable y condenado a muerte. Frente al capellán de la prisión, la víspera de su ejecución manifiesta su ateísmo, su falta de temor ante la muerte y la conciencia de la indiferencia absoluta entre morir un día u otro, en aquel momento o cincuenta años más tarde. Su único deseo, al final, es acudir al patíbulo rodeado por los gritos de odio de la multitud enfebrecida.

 1.2. Mersault, un juego de palabras ligado a la relación que tenía con el clima de su Argelia natal, constituido por las palabras mar y sal.: es el héroe absurdo prototípico, antes de que Camus descubriese que tal clase de héroe podía existir: más que un solitario, un náufrago desolado a la merced de las olas de un absurdo mayor que el propio: la sociedad. Carece de la hipocresía básica necesaria para sobrevivir en la sociedad burguesa, pero no apela con esto a anhelo alguno de virtud, su honestidad, extrema hasta la ingenuidad es producto de la relación absurda entre dos entes absurdos: el hombre y el mundo y nace de la respuesta natural del sujeto humano ante tal estado de cosas, la indiferencia. Mersault no es un intelectual amargado como Roquentin o Mathieu[4], alter egos de su autor, por el contario es un joven lleno de vitalidad, con el hedonismo egocéntrico propio de los veinte y tantos años, abraza la vida en cuanto se le ofrece con la espontaneidad gratuita de la naturaleza. Así acepta el amor de Maria, la amistad de Raymundo,el regalo ardiente del sol en medio de la frescura del mediterráneo. Esta espontaneidad cargada de sensualismo marca todos sus actos, incluyendo los más "trascendentales", en un mundo cuya contingencia nunca se molesta en subrayar dada lo obvio de su naturaleza, como son el homicidio y la propia muerte. Mersault prefigura el Sísifo sonriente que años más tarde concebirá Camus en su optimista apologética del absurdo Le myth de Sysiphe.

2.1   Cuando entramos a la vida de Mersault, del extranjero, lo hacemos al través de la prosa concisa y alevosamente chocante de Camus: El primer párrafo de la novela anuncia al lector, al tiempo que lo cautiva, que se halla frente a un personaje completamente inusual:

    Hoy ha muerto mamá. O quizás ayer. No  lo sé. Recibi un telegrama del asilo.: "Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias. "Pero no quiere decir nada. Quizas halla sido ayer.(1)

   Es precisamente el carácter de Mersault que nos estimula, al momento de decidirnos por un paradigma metodológico desde el cual analizar la novela, a preferir la filosofía antropológica freudiana, intentando dejar de lado cualquier reduccionismo psicopatologizante hacía el cual tal metodología pueda dirigir nuestros bien intencionados pasos, así Mersault es, más que el personaje central de la novela, la fuente de significantes filosóficos más rica dentro de la misma, pues toda la filosofía, que mas tarde el autor definirá como absurdista, se halla representada en este personaje, en este arquetípico héroe de la modernidad tardía, este anormal, este extraño, este extranjero.

2.2 Gracias a la presencia de Maria Cardona en la trama de la novela, podemos introducir una visión netamente freudiana del personaje central de la misma, una alevosa intentona de psicoanalizar al personaje central de la novela.[5].  Mersault, situado cronológicamente en el periodo de duelo, inicia una relación con María. Tras encontrarse fortuitamente con esta antigua compañera de trabajo van juntos al cine, específicamente a mirar una comedia (hecho que ulteriormente se le imputará a Mersault durante el proceso judicial al cual es sometido por "homicidio") y terminan, apenas pasado un día tras las exequias de la madre, consumando físicamente su mutua atracción esa misma noche. Muerta la madre aparece la amante, la novia, la esposa; la nueva mujer que viene a perpetrar el asesinato metafísico de la madre, a intentar dejar definitivamente finiquitada la cuestión edípica mediante la sustitución irreversible de la figura materna.

    Eventualmente su consorte cuestionará[6] los sentimientos de Mersault y demandará, si bien tímidamente, de este un compromiso. El joven admite, con una sinceridad que anula la crueldad inherente a tal aseveración, que no ama a la muchacha y sin embargo afirma, sin dudarlo por un momento, que se casaría con ella si son esos sus deseos. Tal ambivalencia[7] revela, por un lado,l a renuencia a sustituir definitivamente a la madre como objeto catexial[8], el fracaso de la relación con María como medio de catarsis del conflicto intrapsíquico generado en el personaje  por su propia actitud de indiferencia afectiva ante el deceso de su madre. Por otro lado sería, simplemente, la manifestación de la falta de culminación exitosa del proceso de desplazamiento del objeto de la energía libidinal de la madre a la amante; quizá sea precisamente mediante la incapacidad de amar a su amante la forma peculiar mediante la cual Mersault expresa su duelo. La hipótesis del fracaso, en términos afectivos, de la relación con  Maria como elemento catalizador de la catarsis necesaria para que Mersault logre, finalmente, vencer el conflicto interno generado por la muerte de la madre y la propia indiferencia ante la misma, puede continuar siendo desarrollada  para explicitar la conducta del personaje central de la novela a lo largo de toda la extensión de la misma.

     La aparición de Raimundo y la amistad que Mersault traba con quien es, a todas luces, un truhán, introduce un elemento significativo extra en la vida psíquica de este último, el acertijo que intentamos, puerilmente, descifrar pues sabemos que la intención del autor es poner de manifiesto el absurdo de la condición humana y precisamente por ello utilizamos, para intentar resolver el enigma del extranjero, uno de los mas absurdos entre la lista de constructos absurdos de la imaginación humana denominados con el termino genérico de Ciencias: la psicología. La intensidad de la breve amistad entre Mersault y Raimundo, la falta de cuestionamiento y la pasividad  de Mersault ante este último, a quien manifiesta obediencia y lealtad incondicionales puede tener su origen en una  o la mezcla de dos motivaciones: el alivio de los sentimientos de orfandad del personaje mediante una figura paterna sustituta(recordemos que no hay referencia alguna al padre de Mersault en toda la novela).Con María y Raimundo ,Mersault puede reconstruir la familia que la muerte de la madre le ha hecho perder irremediablemente; por una vez le dota con el sentimiento de pertenencia que sería capaz de obliterar la conciencia de su condición de "extraño", de conseguirle una pequeña patria prestada y llenar así la necesidad de aceptación que porta, pesado fardo, desde su más temprana infancia. La idoneidad de esta situación, en términos de la economía psíquica de Mersault, explicaría el celo con el cual este defiende y protege a Raimundo. De este modo, marcado por la reciente muerte de la madre, el asesinato del árabe, racionalizado como el producto de una mezcla de factores tangenciales (la cefalea, el calor, la deslumbrante luz del sol) sería, en este tenor, el gesto mediante el cual Mersault intenta compensar, preservando su nueva familia, los sentimientos de inadecuación, inutilidad y culpa propios del período de duelo.

      Una segunda hipótesis, dentro del paradigma freudiano[9],.atribuiría a Mersault inclinaciones de carácter homoerótico hacia Raimundo de las cuales se defiende inicialmente mediante la negación, la sublimación y, finalmente mediante un trágico desplazamiento de la formación reactiva. Los mecanismos de defensa no han sido suficientes para neutralizar los impulsos libidinales egodistónicos de Mersault y estos terminan manifestándose al través de la catarsis explosiva del homicidio.

   Por otra parte, y aunque obviamente se trata de un recurso literario, la catarsis, si de hecho se da tal fenómeno, tiene lugar al final de la novela, en el diálogo entre Mersault y el capellán de la prisión. Este hecho, aunque no invalida completamente la segunda hipótesis, la debilita de forma considerable. Así, el homicidio es simplemente un paso más en el proceso de resolución de un conflicto intrapsíquico inexistente en un personaje de ficción cuyo análisis obedece a los fines del mero formalismo académico(al propio Camus le habría encantando lo absurdo de toda esta situación: un personaje absurdo dentro de una novela absurda analizado a partir de las absurdas premisas del psicoanálisis por un sujeto tan absurdo como quien este absurdo ensayo escribe que, como diría Mersault, no significa nada),se trata simplemente de una forma de regresión a las explosiones violentas de la infancia(la famosa "pataleta" oacting-out) al ver amenazado el precario equilibrio emocional proporcionado por la amistad de Raimundo y el amor de María. Cuando es procesado judicialmente Mersault se encuentra sumido en una feroz y complicada batalla intrapsíquica: la negación de la muerte materna, la incapacidad generada por la falta de confrontación del conflicto inicial, el fracaso al intentar sustituir el objeto de sus pulsiones (evidentemente infantiles) y la negación más extensa (y por ende más costosa en términos de economía psíquica)) del conflicto mayor generado por su propia inadecuación social y la conciencia de esta. Enfrentado con el evidente rechazo de la sociedad representada por el Tribunal, Mersault resuelve, finalmente, el conflicto al aceptar como propias tales inadecuaciones y esta solución es expresada con la magistral fuerza dramática de su perorata ante el capellán. Con la conciencia general del absurdo Mersault consigue, finalmente aceptarse a sí mismo, colocándose en oposición a la comunidad hipócrita que le condena.

   Sin embargo, al llegar al clímax de su discurso revela que sólo ha resuelto niveles de conflicto y que el conflicto primario permanece irresoluto, irresoluble: la lucha entre eros y tánatos iniciada desde el momento mismo de la concepción y que culmina (como fatalmente culmina en todos los casos de la existencia biológica individual) con el triunfo del último: el instinto de muerte ha guiado, sigiloso, las acciones de Mersault y lo ha conducido hasta el patíbulo. Los contenidos inconscientes del arcano llegan hasta el yo con la fuerza generada por años de represión y, automáticamente, éste se defiende: acepta su condición al tiempo que proyecta los sentimientos de rechazo generados por la misma a la sociedad en su conjunto. Por ello su último deseo es constatar el odio de la multitud, el cumplimiento del cual le otorgaría, in extremis, el alivio de la certidumbre producida por la concordancia entre sus sentimientos de autorechazo y el rechazo manifiesto hacía él de todo el cuerpo social.

[1] Entre los múltiples paralelismos de "El Extranjero" y las obras de Kafka, específicamente "El Proceso" se halla la representación de la existencia como un proceso judicial, la culpabilidad inmanente a la condición humana, el invariable veredicto condenatorio y la muerte como pena universal. En ambas novelas, el personaje central, que representa al hombre expía una culpa que no admite y termina pagando con la muerte el único crimen imperdonable, parafraseando a Schopenhauer: el haber vivido

[2] Disposición por demás absurda, pues, aun en nuestros días de paranoia sanitaria y longevomanía, a ningún cadáver debe molestarle el humo del tabaco y de más esta decir que ya no es posible que este pueda dañarlo en forma alguna.

[3] Camus se las arregla para hacer sentir al lector tan perplejo como el propio Mersault ante los hechos que realmente son debatidos en el tribunal.

[4] Nombres respectivos de los personajes centrales de La nausea  y los dos primeros títulos de la trilogía  novelesca "Los laberintos de la Libertad" de Jean Paul Sartre.

[5] No importa cuan antipática nos resulte la psicología freudiana, es un mero ejercicio académico-clínico.

[6] El contexto en que se da tal cuestionamiento refleja la visión general que de las mujeres tenia Camus, quien años mas tarde, en su ultima novela, describirá a su madre como poco menos que una retrasada mental. No por casualidad  puede inferirse del nombre del personaje femenino central de la novela (María Carmona) su ascendencia española.

[7]

[8] Este fenómeno puede explicarse, de forma análoga a la totalidad de la conducta de Mersault durante los primeros días tras enterarse de la muerte de su madre, a su aposicionamiento en la fase kublerosiana de negación.

[9] El impacto de la filosofía antropológica freudiana es tan extendido que se halla manifiesto en todas partes y Kurt Cobain canta in "All Apologies":...what else can I say?Eveyone is gay.


ALBERT CAMUS

El 7 de noviembre de 1913 nació en Mondovi (Argelia), el escritor y filósofo francés Albert Camus, quien comenzó a escribir desde muy joven y que, en 1957, obtuvo el Premio Nobel de Literatura.

Sus primeras creaciones literarias aparecieron publicadas en 1932 en la revista “Sud”. Por esa época terminaría el bachillerato y recibiría un diploma de estudios superiores en letras, en el ámbito de la filosofía.

En 1937 aparece su libro titulado “El revés y el derecho”, reemplaza al Teatro del Trabajo que había fundado en Argel por El Teatro del Equipo y abandona el Partido Comunista. Por otra parte, se incorpora al “Diario del Frente Popular” y lleva adelante su investigación “La miseria de la Kabylia”, informe que pronto consigue una buena repercusión. Debido a las presiones políticas que comenzó a sufrir cuando, en 1940, el gobierno argelino prohibió la publicación del diario y su desempeño como escritor, Albert Camus decidió mudarse a París, donde trabajó como secretario de redacción del diario “Paris-Soir”. En 1943, se convierte en lector para la editorial parisina Gallimard y reemplaza a Pascal Pia en la dirección de “Combate”.

Vinculado al denominado movimiento libertario y miembro de la Fédération Anarchiste, Camus comienza a escribir en publicaciones anarquistas como “Le monde libertaire”, “Le révolution proletarienne” y “Solidaridad Obrera”.

Anarquista convencido y ferviente opositor de ideologías como el marxismo y el existencialismo, nunca dejó de luchar contra todo tipo de abstracciones que pudieran alejar al hombre de lo humano. En este marco, se opuso también al cristianismo y cultivó lo que él llamó la “Filosofía del absurdo”.

Casualidad, coincidencia o ironía del destino, Albert Camus falleció el 4 de enero de 1960 en un accidente automovilístico, días después de haber expresado: “No conozco nada más idiota que morir en un accidente de automóvil”. Entre sus obras más reconocidas se encuentran “El mito de Sísifo”, “El extranjero”, “Calígula”, “La peste”, “El hombre rebelde”, “Una muerte feliz” y el libro que dejó inconcluso, que años después fue publicado por su hija y se tituló “El primer hombre”.
domingo, 29 de abril de 2012 0 comentarios

ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA - FRIEDRICH NIETZSCHE - OBRA COMPLETA

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Para Leer Escuchando...

 Así habló Zaratustra


Portada de la primera parte en su primera edición (1883).


Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie (título original en alemán: Also sprach Zarathustra. Ein Buch für Alle und Keinen) es una obra escrita entre 1883 y 1885 por el filósofo alemán Friedrich Nietzsche.

La obra contiene las principales ideas de Nietzsche, expresadas de forma poética: está compuesta por una serie de relatos y discursos que ponen en el centro de atención algunos hechos y reflexiones de Zaratustra, personaje inspirado en el fundador del Zoroastrismo. Compuesta principalmente por episodios más o menos independientes, sus historias pueden leerse en cualquier orden.
En la obra aparece completamente definida por primera vez en la obra nietzscheana la idea del eterno retorno de lo mismo.



Estructura de la obra

Cubierta de una edición española de 1932. Traducción de Eduardo Ovejero y Maury.

La idea inicial de Nietzsche era estructurar el libro en tres partes, que vieron la luz a lo largo de 1883 y principios de 1884: el primer volumen fue escrito entre el 1 y el 10 de febrero, el segundo del 26 de junio al 6 de julio y el tercero entre el 8 y el 20 de enero. Tiempo después, en 1885, Nietzsche decidió editar una cuarta parte de Así habló Zaratustra, originalmente destinada a ser la primera parte de una nueva obra, Mediodía y eternidad, compuesta a su vez por tres volúmenes, que nunca llegó a completarse. Esta cuarta parte permaneció circunscrita al círculo de amistades del autor —que realizó una edición privada de 40 ejemplares— hasta su publicación en 1890. La obra completa en un volumen único, tal cual la conocemos en la actualidad, no fue publicada hasta 1892.1

La primera parte de la crónica es una exposición de las opiniones fundamentales que se personifican en la vivencia literaria del profeta. Así hace su primera presentación del Übermensch ('superhombre' o 'suprahombre') y del anatema a las corrientes morales (en las que se incluyen las religiosas) de su época. En el desarrollo de la obra, la segunda y tercera parte se centran tanto en las conductas del personaje como el matiz histriónico de la doctrina. Zaratustra se hace más un profeta de «tablas nuevas» que un mero eremita que «da regalos a los hombres».

Temática

Nietzsche se sirve de la figura de Zaratustra para desarrollar y enlazar los cuatro elementos principales sobre los que se asienta toda su obra y que son exhaustivamente tratados a lo largo de este libro: la muerte de Dios, el Übermensch, la voluntad de poder y (aunque no desarrollado explícitamente) el eterno retorno de lo idéntico.
Zaratustra es un ermitaño que vive recluido en la montaña, donde a lo largo de su retiro reflexiona sobre la vida y la naturaleza del hombre. Una vez siente que es el momento adecuado, decide regresar al mundo para comunicarle el fruto de su conocimiento. Esto queda patente al principio del prólogo con la frase:
Estoy hastiado de mi sabiduría como la abeja que ha recogido demasiada miel, tengo necesidad de manos que se extiendan.2

En cierto modo, y como recursiva referencia a la Biblia y la tradición cristiana, presente a lo largo de toda la obra, Zaratustra es un mesías que lleva al hombre la noticia de su salvación; y al igual que Juan el Bautista anunció la llegada de Jesús, Zaratustra proclama el advenimiento del Übermensch.

Es evidente desde el principio el parangón que Nietzsche hace de sí mismo proyectándose sobre la figura del profeta Zaratustra. Siente la necesidad de transmitir su conocimiento al mundo, para lo cual escribe un libro. Equivalentemente, en su afán comunicador, Zaratustra desciende de la montaña y se mezcla con el pueblo.

Muerte de Dios

Aunque el argumento principal es el del Übermensch, Nietzsche considera la muerte de Dios un requisito previo a su concepción. En el capítulo De la virtud que hace regalos escribe:
Muertos están todos los dioses, ahora queremos que viva el superhombre.2

La noticia de la muerte de Dios es la primera enseñanza de Zaratustra, metafóricamente el pilar sobre el que se sustenta la construcción del Übermensch. En el primer encuentro que Zaratustra mantiene apenas ha abandonado su retiro en la montaña, con el que resulta ser un religioso, se sorprende:

¡Será posible! ¡Este viejo santo en su bosque no ha oído todavía nada de que Dios ha muerto!.2

La muerte de Dios supone el momento en que el hombre ha alcanzado la madurez necesaria para prescindir de un dios que establezca las pautas y los límites a la naturaleza humana, o sea, la moral. La moral va inextricablemente ligada a lo irracional, a las creencias infundadas (o más bien inferidas), es decir, a Dios en el sentido de que la moral emana de la religiosidad, de la fe axiomática, de la pérdida colectiva de juicio crítico en pos del interés de los poderosos y el fanatismo de la plebe. Valga decir que en la filosofía nihilista y en muchos autores que reciben esta catalogación, les sea digna o no, se dan esta clase de modelos conceptuales en los que se reducen o explican valores y nociones tradicionales bajo otros valores de categoría moral inversa como la razón, explicada por el instinto, la potestad de Dios encausada en la servidumbre del hombre, etc. Para Nietzsche la moral ha de ser sustituida por la verdad, es decir, el hombre al servicio de sí mismo, su naturaleza: entregado a la consumación de su propia existencia.

Escribe Nietzsche en Ecce homo, acerca de este tema:
La autosuperación de moral por veracidad, la autosuperación del moralista en su antítesis, es lo que significa en mi boca el nombre Zaratustra.3
(Refiriéndose a Así habló Zaratustra) [...] nacido de la riqueza más íntima de la verdad, un pozo inagotable al que ningún cubo desciende sin subir lleno de oro y de bondad.

Nietzsche y Zaratustra

De entre todos los escritos de Nietzsche, es sin duda Así habló Zaratustra el que el autor tiene en más alta estima. Con él cree haber superado toda la literatura preexistente.

Entre mis escritos ocupa mi Zaratustra un lugar aparte. Con él he hecho a la humanidad el regalo más grande que hasta ahora ésta ha recibido. Este libro {...} no es sólo el libro más elevado que existe, {...} es también el libro más profundo, nacido de la riqueza más íntima de la verdad {...}.3
Puede apreciarse, pues, la especie de naturaleza mesiánica que Nietzsche otorga al Zaratustra —«el regalo más grande que la humanidad ha recibido»—, precisamente a escasas líneas de haber escrito:
La última cosa que yo pretendería sería «mejorar» a la humanidad.

Esta ambivalencia, que algunos podrían interpretar como ambigüedad o contradicción, es característica de la obra nietzscheana y probablemente constituye un claro ejemplo de la ausencia de términos absolutos que preconiza el autor, los cuales habrían de ser la derivación necesaria de Dios y la moral.

En Ecce homo, su especie de autobiografía, dedica a este libro un capítulo mucho más extenso que al resto, además de referenciarlo e incluso citarlo recurrentemente a lo largo de toda la obra.

Zaratustra: síntesis

Entre las restantes obras de Nietzsche y este denso volumen en cuatro partes hay una gran diferencia de tono. El espíritu del estilo es poético. Asimismo muestra un elevado lirismo y una gran fantasía. No debemos olvidar que Nietzsche escribía frecuentemente poemas; y es de hecho considerado uno de los mayores escritores en lengua alemana.

Con la misma intensidad que la atmósfera bíblica se advierte aires orientales. El legendario profeta Zaratustra —el Zoroastro de los persas— no es elegido por casualidad. Sustentador de la moral del «bien» y del «mal» ha de venir ahora a destruirla, a hacerla entrar en el ocaso y la caducidad definitiva.

El profeta legendario peregrina entre las páginas en medio de extrañas prédicas, acompañado de dos animales simbólicos: el águila y la serpiente. Extraños también son los personajes que se presentan desde el principio y deambulan con sus mensajes. El pueblo en el que Zaratustra predica en el prólogo del libro y al que vuelve en varias ocasiones más es llamado por Nietzsche «la vaca multicolor».

Zaratustra fue históricamente el ordenador primario de los valores del bien y del mal. Ahora ha de ser el «transmutador de esos valores», en una nueva escala inédita en la historia de occidente. No será el hombre el ejecutante. El hombre es algo que debe ser superado, porque es un «ocaso» y un «puente» que debe conducir al Übermensch.

El Übermensch encarnará un nuevo tipo de hombre, del cual en la historia ha habido, en determinadas épocas brillantes y excepcionales, sólo «atisbos que lo bosquejaban». ElÜbermensch ha de ser un hombre desgajado de toda forma de «trasmundo», de todo paradisíaco más allá, de todo mundo celestial. Será fiel a la «tierra», lo que quiere decir, a su destino y a la realidad. La mediocridad de la moral occidental, vigente desde el triunfo del cristianismo, entrará en su definitivo ocaso.


Dios deviene en una figura en extinción. Ya no sustentará falsos valores, escalas erróneas de valores. No uno sino todos los dioses se extinguirán y esa ausencia permitirá al hombre obtener su plenitud. Sólo vivirá la vida, y la vida es siempre, cuando no es acallada por la mentira y por la falsa moral, «voluntad de poder». Voluntad de más vida, que ama los hechos tal como son y busca la superación.


Poema sinfónico
Richard Strauss se inspiró en esta obra para componer un poema sinfónico homónimo en 1896.

 
 Referencias
1.     ↑ Andrés Sánchez Pascual, prólogo a Así habló Zaratustra, Alianza Editorial.
2.     ↑ a b c F. Nietzsche, Así habló Zaratustra. Introducción, traducción y notas de Andrés Sánchez Pascual. Alianza Editorial.
3.     ↑ a b c d F. Nietzsche, Ecce homo. Prólogo, traducción y anotaciones por Andrés Sánchez Pascual. Alianza Editorial.

Bibliografía
§  Nietzsche, Friedrich Wilhelm (2005). Así habló Zaratustra. Edición de José Rafael Hernández Arias. Madrid: Valdemar. ISBN 978-84-7702-520-7.
§  — (2003). Así habló Zaratustra. Edición de Andrés Sánchez Pascual. Madrid: Alianza editorial. ISBN 978-84-206-3319-0.


Fuente:   Wikipedia




 
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