PEDRO PÁRAMO DE JUAN RULFO
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Juan Rulfo, Pedro Páramo: historia vivida, historia
contada
Por Fernando Carranza.
Filosofía y Humanidades
Universidad Sergio Arboleda
Como autobiografía de un prosista contemporáneo, Pedro
Páramo es también un segmento biográfico de la trayectoria literaria de
Hispanoamérica. Por tal razón, el año 1955 será memorable en los fastos de la
producción literaria de México, y su memoria permanecerá inseparable de la de
Juan Rulfo y su obra, cuya publicación
–merecida y gratificante- rompió con augusta magnificencia las barreras que se
oponían al innegable reconocimiento, tanto del autor como del texto. Una de las
mejores, brillantes y más estudiadas obras de toda la América hispana: 50 años
de una historia que sigue contándose.
La creación de esta novela no sólo es el fruto de una
auténtica literatura, sino que además es
la reminiscencia de una historia que, como diría Octavio Paz, está más allá de
las fechas y más acá de los nombres. Y la historia de Pedro Páramo responde a
un mundo imaginario, pero además, encaja en una naturaleza originaria,
nativa, autóctona y petrificada como el
diminuto fragmento de una gran parcela: la cara de la revolución en México.
De tal manera, hablar de Pedro Páramo es hablar de ésa
historia. Es hablar de las distintas facciones del rostro mexicano. Y es
hablar, además, no sólo de facciones, sino de máscaras siempre cambiantes, bajo
las cuales se devela la expresión de una
historia vivida, de una historia no sólo hecha de tiempo. Por eso el propósito
de Juan Rulfo -o por lo menos quería prescindir de ello como ingrediente
literario- no era ubicar en una determinada época unos determinados personajes,
sino situar los imaginados geográficamente, involucrarlos en una región e
incluir, asimismo, los acontecimientos que ahí habían ocurrido. “Pero sí -dice
el autor-, hay ciertos hechos, ahí, que más o menos…” tocan, refieren la
revolución, sería el complemento. Por lo tanto, en la obra no predomina un
trasfondo histórico, pero sí la enmarcan unos factores legítimos e invariables
(lugar, situación, etcétera).
El pueblo que revive Rulfo –pues no cabe la menor duda de
que estaba muerto y olvidado- es aquél en el que pasó la mayor parte de su
niñez. En ese tiempo un pueblo fértil: árboles, agua y, como resultado, vida. Y
después, cuando Rulfo vuelve pasados treinta años, un pueblo abandonado,
fantasmal y desértico: su antítesis completa. Por ésta razón le adapta el
nombre Comala en el relato, pues el comal es un recipiente de barro que se pone
sobre el fuego, donde se calientan las tortillas. Es de allí, pues, que surge
el apelativo de Comala, que significa, por lo tanto, lugar sobre las brasas.
“Me encontré con un pueblo muerto”, dice Rulfo. Y claro, los
muertos no viven en el tiempo. Eso le dio la libertad para manejar los
personajes indistintamente. Es decir, para dejarlos entrar, y después que se
esfumaran, que desaparecieran.
Pedro Páramo es el caso representativo del hacendado, del
cacique que abundó en México y que decidía sobre las tierras que trabajaba. De
ruin y no escaso imperativismo -aunque acá no corresponda hacer análisis de
conciencia- y fácilmente irritable, personifica al típico terrateniente déspota
que logra, sin dilucidar un poco la más mínima idea de bien, creerse el dueño
de absolutamente todo lo que le rodea, hasta de
las vidas mismas.
Juan Preciado, por su parte, es el narrador, hijo de Pedro
Páramo, al que mataron de miedo los susurros provenientes de los muros en las
casas de Comala: “un rumor parejo, sin ton ni son, parecido al que hace el
viento contra las ramas de un árbol en la noche, cuando no se ven ni el árbol
ni las ramas, pero se oye el murmullo.”
Por eso, desde el momento en que éste personaje entra a
Comala, se evidencia el término clave en el libro: la muerte. Así al menos se
manifiesta trascurridos unos párrafos, cuando el lector, de súbito golpeado
secamente por lo que le revela el texto, encuentra que los diálogos están
siendo sostenidos por las exhalaciones quedas y delirantes de unas almas en
pena, erráticas y arrepentidas, desoladas y pecadoras, enjuiciadas, maldecidas
y eternas. Almas que buscan los vivos que no existen para que les recen, para
que interfieran en la absolución de su purgatorio: “<<Ruega a Dios por
nosotros>>. Eso oí que me decían. Entonces se me heló el alma. Por eso es
que ustedes me encontraron muerto.”
Sin embargo, el personaje central es Susana San Juan, cuya
idealización, más que originarse a partir de cierta simpatía hacia ella -ya que
sí existió- fue producto de una singular y no poco extravagante costumbre de
Juan Rulfo: visitar los cementerios. En su visita a San Gabriel (Comala en el
relato) se encuentra con que Susana estaba enterrada allí, en el “panteón” de
ese pueblo, y para satisfacer su sorpresa decide adaptarla como el personaje de
más peso en la novela.
Así, Pedro Páramo gira alrededor de Susana San Juan y
alrededor de un pueblo. Pero más bien alrededor del Pueblo. Pedro Páramo es
un lenguaje, el del silencio, que
comunica y manifiesta más que los propios personajes, pues su sonido es tan
constante y agudo, que gracias a sus finísimas ondas se ecualiza todo el
argumento de la obra. Sin embargo, en ése pueblo se extinguirá hasta el
silencio, acabándose, igualmente, todo lo que alguna vez allí hubo.
“Mi propósito no era hacer historia, sino contar una
historia. Decir, por ejemplo, yo viví en un pueblo que se llamó San Gabriel…”
-Juan Rulfo.
PEDRO PÁRAMO EN EL CINE
La presencia de Juan Rulfo en el cine es inmensa, y esto se debe en buena medida a su breve obra narrativa, y por otro a su propia participación como guionista en cortos y largometrajes, sus trabajos en el ámbito de supervisor de las producciones y, además, una envidiable afición cinéfila.
El español Carlos Velo dirigió la primera versión cinematográfica de la famosa novela de Rulfo, con un guion de Carlos Fuentes y Manuel Barbachano. Se estrenó en 1967, protagonizada por grandes estrellas del cine mexicano. La película es muy respetuosa de los pasajes referidos en la novela. A través de los diálogos podemos recordar aquellos párrafos y comprender la unión entre ambos lenguajes, el cinematográfico y el novelístico. Para ser consecuentes con el aura ilógico que a veces se da cuando vivos hablan con muertos, o muertos hablan entre sí, había que hacer concesiones.
Juan Preciado parece sorprendido por las cosas que le pasan en Comala, pero no pasa de eso como era de esperarse si queremos que la historia prosiga. El pueblo fantasma que Preciado recorre está muy bien presentado, así como la Comala y la hacienda de La Media Luna de la época de Pedro Páramo. La revolución mexicana, los campesinos y todo el problema social resultante de la distancia creada entre un terrateniente cruel como Pedro Páramo y el resto del pueblo están bien ensamblados.
Aunque la crítica no la recibió con buenos términos, en la distancia se lo valora mejor. Es que en principio todos los elementos artísticos estaban disponibles para ser una gran película, pero malas decisiones de la producción (como elegir al norteamericano John Gavin como Pedro Páramo) y la inexperiencia del director no permitieron que la obra se concretara en el nivel merecido.
Como dijimos, muchas más adaptaciones se han hecho sobre la obra de Rulfo, muchas de ellas bien recibidas por el público y la crítica. Solo nos resta decir que quien admire a Rulfo en su narrativa, indefectiblemente se encontrará con su relación del cine, pues sus cuentos y novelas no hubiesen sido lo que son si no hubiese estado el arte cinematográfico de por medio.
Sergio Cáceres Mercado
"Pedro Páramo" de Carlos Velo.
- Título original
- Pedro Páramo
- Año
- 1967
- Duración
- 104 min.
- País
- México
- Dirección
- Carlos Velo
- Guion
- Manuel Barbachano Ponce, Carlos Velo, Carlos Fuentes (Novela: Juan Rulfo)
- Música
- Joaquín Gutiérrez Heras
- Fotografía
- Gabriel Figueroa
- Reparto
- John Gavin, Ignacio López Tarso, Pilar Pellicer, Julissa, Graciela Doring,Carlos Fernández, Augusto Benedico, Beatriz Sheridan, Claudia Millán,Rosa Furman, Narciso Busquets
- Productora
- Clasa Films Mundiales / Producciones Barbachano
- Género
- Terror. Fantástico. Drama. Romance | Realismo mágico
- Sinopsis
- Juan Preciado, hijo de Pedro Páramo y de Dolores Preciado, al morir su madre, decide cumplir la promesa de ir en busca de su padre alpueblo de Cómala y exigirle lo suyo; al llegar, se encuentra con un pueblo abandonado y misterioso donde se escuchan voces y extraños murmullos... (FILMAFFINITY)
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1 comentarios:
gracias y saludos, alicia b. pastore
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